domingo, enero 28, 2007

El tigre comió de las entrañas del alma, un santo remedio sobre una alfombra de lodo.





Chicken paw
Una Palabra ampulosa se ufanaba de ser honesta y verdadera, mientras se sostenía de
un bastón alargado con orgullo y flema, con soberbia y monóculo normando caminó
con Garbo en vuelo rasante hacia el púlpito de oradores magnánimos.
Gritó ser coherente y de clase privilegiada. Con desprecio de lo más inflado en la
nada se dejó entrever el celo de la chusma ruidosa, que flotaba en el atrio normado.
En un extremo del quórum se le recibió con sotana reverencia, con ceja erguida y ojo
aparentemente entendido de la cosa ahondada.
La otra zona del areópago era ruidosamente chúcara y altanera, decían con
indignación revolucionaria, que aquello, no tenia ton ni son y, no debía por ningún
motivo ser aceptable tal ínfula carroñera por aquel globo a punto de estallar, con su
mismísimo aire.
El Conocimiento circular mas nervioso que nunca se daba traspiés mientras sonreía
con un fuerte perfume a ironía "marxciana".
La Intuición con un dedo en puntería mortificaba, acusando al mundo entero de su
sospecha en todos y en todo.
La Discordia hacía lo suyo avivando y aguzando las mentes de tan excéntrico clanaje
de aves pomposas. Ésta se veía muy ridícula con su suetercito de lana cachemira.
Un Intérprete trataba de hacer conexión lingüista en un lapsus de fuga dentro de un
laberinto asfixiado por un humo extraño, salido de un culto secreto de mil minotauros
fálicos convertidos al protestantismo.
Para su mala fortuna fue devorado en su propia sinapsis.
En otro extremo, la Emoción no dejaba de llorar ni reír a raíz de un ataque de
histeria putina, mientras que el Miedo le infligía dolor de lo más que hay a la
Experiencia agrandada que corría en pelota en medio de un coro de idiotas venidos
en mala hora.
El Caos era total y, acalorado desde lejos, entendíase excitado por la gran orgía de
conceptos a su haber.
Sin un gramo de sigilo entró en tromba un piquete de ideas totalitarias dando garrote
donde cayera.
La Espada y la Pluma se daban trompadas sin misericordia alguna, entre gemidos de
furia por rencillas de antaño que salían escritas en un decálogo de papiro con grafos
extraviados.
En términos sedosos el sínodo esquizoide explotó en la discordia esperada, llevando a unos y a
otros muy alterados a sus lares infructuosos, con mano vacía y alma amarga.
Mientras, el Consenso por Gil era brutalmente golpeado por Martín Scorsese y
Robert de Niro en el callejón de atrás, ahí donde fluia la escoria.....


continuara: el final es de reserva, por razones obvias.


Autor: E. C. Flores

IMAGENES